“Mi Dios los desechará, porque ellos no le oyeron; y andarán errantes entre las naciones.”
Oseas 9:17
Israel, su humillación y su gloria.
Todos, al menos hemos conocido un Judio. Están por toda la faz de la tierra. Han sido dispersados y, a pesar de ello, mantienen su cultura, identidad religiosa y tradiciones. Son un pueblo muy exclusivo, sobresalientes en todo, económicamente muy solventes.
Mientras que otras civilizaciones se han levantado, mezclado y perecido. Los israelitas siguen y conservan su lengua y costumbres originales.
Existen muchos documentos alrededor del mundo que evidencian el sufrimiento y humillaciones que han pasado. Perseguidos, desposeídos, desterrados y humillados en gran manera. Es imposible no conmoverse ante su historia.
Israel, el pueblo que Dios eligió, decidió darle la espalda a Dios. Al igual que nuestros primeros padres desobedecieron y recibieron su castigo. No hay nación de la tierra donde falte un judio. Dios les prometió, como castigo por su rebelión, dispersarlos entre los pueblos y se los cumplió.
Dios sabía que fallarían en cumplir el pacto. Dios no tenía un plan B. Su plan original fue dar a conocer su nombre entre las naciones por medio de su pueblo Israel (los judios). Y así lo hizo. Si seguimos leyendo de este maravilloso pueblo, nos daremos cuenta que Dios los bendijo y próspero en doquier que fueron plantados.
Se ve la misericordia y universalidad del amor divino. Que en el juicio se mueve en amor para con nosotros todos los humanos. Israel falló y recibió su pago, más gracias a ello nosotros, los demás pueblos de la tierra, supimos acerca del Dios único y soberano creador del universo. Ellos rechazaron y sentenciaron a muerte a su mesías Jesús de Nazaret, más gracias a ello nosotros alcanzamos redención y perdón.
“A los suyos vino y los suyos no le recibieron, MÁS A LOS QUE LE RECIBIERON A LOS QUE CREEN EN SU NOMBRE LES DIO POTESTAD DE SER LLAMADOS HIJOS DE DIOS”
Dios no fue sorprendido, Dios tenía un plan para salvar a los pueblos y ese plan se llevó a cabo. Israel, su pueblo, desobedeció y fue castigado, pero las naciones fueron bendecidas con la indeseable humillación del pueblo judio.
Dios es justo, Dios es amor. Dios es fiel y verdadero. El todo lo sabe, todo lo ve y está en todas partes. Su palabra se cumple al pie de la letra. Servirle, adorarle y obedecerlo debe ser nuestra mejor decisión siempre.
Lo demás es lo de menos
