Una historia de maldad

“Cuando Judá reconoció todo esto, dijo: «Ella es más justa que yo, pues no le di a mi hijo Sela.» Y nunca más tuvo relaciones con ella.”
— ‭‭Génesis‬ ‭38‬:‭26‬‬

Leer la historia de Juda y Tamar y pensar que de allí viene el Cristo. Me llena de esperanza.

Una historia de tradiciones y costumbres.

La cultura decía que si un varón casado moría sin dejar descendencia, el hermano menor se casaba con la viuda para honrar la memoria del difunto.

La cultura decía que si una mujer salía embarazada, sin tener marido debía ser lapidada.

Muchas veces actuamos mal, empujados por las costumbres que se ha vuelto leyes Leto que atropellan los derechos individuales de las personas.

Una historia de muerte, temor, trampas y traiciones.

Sucedió que Tamar quedó viuda y su suegro la caso con el hermano que seguía, conforme a la costumbre, y también murió este. Luego se desposó con el siguiente hermano y el poco tiempo este también murió. Don Juda su suegro, con el pretexto de que el otro hijo estaba muy niño y con el temor de que este también tuviera el mismo destino de sus tres anteriores hermanos, mando a Tamar a vivir a la casa de sus padres y cuando el niño este mayor “te lo entrego para que sea tu marido”.
El tiempo paso y Juda no quería casar a su hijo por temor a que muriera.
Tamar se vistió de ramera, se salió al camino por donde pasaba su suegro y se alquilo con el, sin que este la identificara. Como no traía dinero para pagar el servicio, le dejo en prenda el cinto, el anillo y el bastón mientras regresaba. Al volver Juda a pagar la deuda ya no encontró a la ramera y pregunto, pero nadie le dio razón de ella.
Al tiempo le avisaron que su nuera estaba embarazada, así que su opinión fue que aplicarán la costumbre: que la sacaron del pueblo y la mataran a pedradas. Cuando ya estaban a punto de matarla ella dijo: que tenía unas prendas para mostrar, que el dueño de ellas era el padre del bebé.
Cuando Juda vio que era su bastón, su anillo y su cinto exclamo: Más justa eres tu que yo. Y de esa historia descendió Cristo, de la tribu de Juda.

Una historia de Machismo, prostitucion, legalismo, incesto y miedo. Es transformada en una fuente de esperanza y redención.

Los humanos, guiados por la costumbre, los miedos, y nuestros razonamientos tan oscuros, llegamos a conclusiones torcidas. Nuestra visión de justicia siempre esta empañada por las niebla de la conveniencia, el egoísmo y el pecado.

Por eso Dios, habiendo pasado por alto la ignorancia y el pecado que nos asedia, nos manda arrepentirnos y creer en el evangelio de Cristo.

Jesús tomo nuestro lugar, pago por nuestros pecados y nos ayuda a enderezar nuestros pasos acompañándonos y aconsejándonos por siguiera que vamos.

Lo demás es lo de menos.

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