¿Te has fijado lo difícil que es mantener tu cuarto limpio y en orden? ¿Te gustaría limpiar tu habitación una sola vez en la vida y nunca volver a ocuparte en esa aburrida tarea? Te tengo malas noticias………. no tienes otra alternativa, si quieres que tu lugar donde descansas, huela limpio, esté en orden y sea agradable tienes que darte a la tarea de mantenerlo día a día. Pasa lo mismo con nuestro, vehículo, garaje, patio, cocina y también con nuestro cuerpo físico. Es trabajo nuestro asear cada espacio que nos pertenece. ¿Has visto la gente que no pone atención en su aspecto físico? ¿Has tenido que soportar el olor de sus descuidos? Quieres pasar mucho tiempo con ese tipo de personas? ¿Te gusta disfrutar de los mismos espacios que ellas no limpian ni asean? Claro que la respuesta es un rotundo NO. Un espacio o una persona sucia, descuidada y maloliente siempre servirán como repelente para los mismos humanos. A todos nos gusta disfrutar de habitaciones bien oxigenadas, limpias, ordenadas y oliendo bien, lo mismo nos pasa con los individuos. En los sanitarios de los aviones comerciales aparte del buen desodorante que ponen para lavarse las manos, tienen un letrero que dice «por respeto a los demás, seque el lavabo». Aplíquelo a cualquier área de la vida y el principio es el mismo. «La limpieza y el buen orden atraen, la suciedad y el desorden repelen.» Llevando este pensamiento un poquito más profundo, la psicología nos dice que nuestro mundo físico es solo una expresión de nuestro mundo no físico. Es decir, nuestra vida spiritual, emocional y mental. Si no tenemos orden en nuestro mundo interior definitivamente, así estará también nuestro mundo externo. Así que la prioridad debe enfocarse en nuestro ser interno. ¿Cómo andan tus emociones? ¿Qué dicen tus sentimientos? ¿Que ocupa tus pensamientos? ¿Qué ideas dejas que florezcan y den fruto en tu mente? ¿Qué tan culpable te sientes? Jesús dijo: venid a mi todos los que estáis trabajados y cansado que yo os are descansar. Y la teología de Juan nos dice que: La sangre de Jesús nos limpia de todo pecado. En otras palabras: si tu dejas que Jesús entre a tu corazón el limpia tu vida de toda condenación y te perdona todo pecado que hayas cometido. Además, si aprendes a caminar con él, tu mente se va limpiando de todo resentimiento, odio, auto condenación, preocupación y pensamientos negativos. Puedes venir a él cada día en oración y dejarle todas tus preocupaciones, pedirle nuevas ideas y amor abundante para seguir adelante en la vida. Que hermoso es ver y platicar con gente que a pesar de toda la maldad, basura y suciedad que tiene este mundo, siempre tienen una luz, una paz y una palabra de bendición para nuestras vidas. Esas personas ya limpiaron su interior, entregándole su vida a Jesús. ¿Y tú no quisieras una limpieza interna, que Jesús renueve tu manera de ver la vida, que remueva de tu corazón todo ese odio, resentimiento, envidia y que sane todas tus heridas internas? Habla con el directamente allí donde estas y dile: Señor Jesús, ven a mi corazón, ya no puedo más con mis cargas yo solito, no me quiero seguir intoxicando con mis propias culpas pecados y heridas internas. Te invite que entres a mi corazón y que me limpies, me renueves y me salves de todo mal. Jesús te dice: el que a mi viene yo no lo rechazo. Se sano y limpio en su nombre amen.