
viernes de dolores.
Jesús llevado de un juzgado a otro. La cobardía y la pusilanimidad de los gobernantes no es algo nuevo. Ellos no quieren arriesgar su puesto político por un miserable
Barrabás es intercambiado por Cristo. La justicia por la injusticia, la culpa por la inocencia, lo vil por lo santo. Una decisión del populacho que fue y seguirá siendo igual.
Pilato lavándose las manos. Una salida políticamente correcta, pero con un sabor a cobardía, a miedo, a acallar conciencia cuando sabes que debes usar tu autoridad para imponer justicia.
El verdugo descargando su furia sobre la humanidad del Maestro de la forma más despiadada posible.
Unos Dicipulos siguiéndole de lejos. Acobardados, confundidos, desnudos, tristes con los sueños hechos añicos,
María con el corazón quebrantado, observando cada dolor el sufrimiento en su hijo.
Los soldados al servicio del imperio haciendo gala de su poderío y autoridad ejecutan ante la multitud a un Cristo que dijo ser el Rey de los Judíos. Y aún más el hijo de Dios.
Los dos ladrones haciendo sus últimos comentarios crucificados junto al maestro uno le injuria el otro le suplica que lo salve.
Es fácil para nosotros hacer un juicio de las actitudes de cada uno de los actores principales en la historia de la crucifixión, pero si hubiésemos estado allí posiblemente hubiésemos actuado igual, o peor.
Nuestra naturaleza pecaminosa nos hace juzgar la historia y olvidarnos de la realidad del presenté. Hoy podemos ver crucifixiones más crueles y despiadadas ante las cuales cobardemente callamos por conveniencia política, por miedo, por cobardía, por ignorancia o por placer.
Quien levanta la voz para detener el sacrificio de nuestros jóvenes enredados por las bandas de narcotraficantes, que operan libremente en el continente ?
Quien protesta por los millones de inmigrantes sacrificados con toda injusticia? Su pecado: buscar una vida más digna.
Quien detiene a los gobiernos corruptos que destrozan la fe y la esperanza de nuestra juventud, una juventud que ya no cree en la democracia?
Quien llora por los millones de abortados? Por los niños abusados sexualmente por bandas de pedofilos? Quién levanta la voz por los desprotegidos?
Nos damos golpes de pecho por la crucifixión de Jesús. Pero si hubiéramos vivido allí, también habríamos gritado con la turba !Crucificale! !Crucificale!
Que bueno que su amor fue más allá del dolor y el desprecio, y nos perdono a todos.