
Tenía tiempo que no platicaba con un borracho, pero se llegó el día. El hombre hablaba, lloraba, sollozaba y gritaba. Completamente intoxicado, estaba siendo atormentado por los recuerdos de su infancia, su adolescencia, su juventud y su vida de adulto. Me contó entre sollozos de cómo su tío, el que lo crió lo humillaba y lo menospreciaba delante de la gente. Me platicó con palabras entrecortadas de sus primeros fracasos amorosos. Agregó los diferentes veces que la vida, ya siendo un adulto, le dio la espalda, decía el, como burlándose de manera caprichosa. La vida de este borracho era una tragedia en sí.
Pero viéndolo desde otro ángulo, mi amigo, el borracho de la tragedia, no pasaba de los cuarenta, estaba saludable, no padecía ninguna enfermedad para declararlo minusválido, ni demente, si se bañaba y se levantaba de ese estado de depresión tenía muy buen futuro.
Me pareció extraño que solo me contara las tragedias de su vida. No cree que en esos cuarenta años, muchas cosas buenas pasaron? Por qué mi amigo no las recordaba?
Dicen los que estudian la mente y el comportamiento del ser humano que a la mayoría nos pasa lo mismo. Enmarcamos las cosas negativas que nos pasan en la vida, como el que enmarca un precioso retrato para colgarlo en un lugar visible de la casa y así recordarlo todo el tiempo, evocando con ello sentimientos, emociones y recuerdos que nos catapultan hacia un estado o forma de ser o vivir. Gente deprimida, solitaria, amargada, desconfiada, drogadicta o alcohólica? ¡Veamos los cuadros que tiene colgados en la pared de su imaginación! Y que si movemos esos cuadros? Si los despintamos? Los descolgamos y ponemos otros más positivos? Que si dejamos ir a la conquista que nos rompió el corazón? ¿Te imaginas si cuelgas un cuadro en tu mente donde tú perdonas a ese familiar que te hirió? ¿ qué emociones se pueden generar en tu vida si bajas el cuadro de la derrota y pintas uno mejor en tu mente? Uno donde tú te ves alcanzando todos tus más caros sueños? Donde sí hay felicidad, done tú no eres un borracho que llora por las calles?
¡Cambia el marco de tus cuadros mentales y cambiará tu vida!
Dios será tu cómplice en esta jornada de superación. Él dice: clama a a mí y yo te responderé.