“También apareció otra señal en el cielo: he aquí un gran dragón escarlata, que tenía siete cabezas y diez cuernos, y en sus cabezas siete diademas;”
Apocalipsis 12:3

El dragón y sus artimañas
Muchos comentaristas se centran en descubrir quien es esta mujer que aparece en el capítulo 12 de Apocalipsis.
Yo quiero enfatizar un poco en el poder y las atribuciones de Satanas.
- Lo vemos tratando de atacar al bebé que la mujer da a luz.
Así comienza y así termina el capítulo. El bebé y la mujer están indefensos, si no fuera por la intervención y cuidados divinos, ellos podrían haber sido despedazados por el mismo Diablo.
Cuando Dios promete que nadie nos podrá hacer frente, el sustenta esa promesa en su fidelidad, su gran poder y amor por nosotros.
No mires lo fuerte que es el enemigo, centra tu mirada en la cruz porque con ella Jesús lo derroto.
- Arrastra con su cola a la tercera parte de los ejércitos celestiales.
El poder engañoso y rebelde del gran dragón es tal que logra crear una rebelión dentro de las mismas huestes angelicas.
Por eso se nos manda velar y orar, pues nuestro adversario el diablo camina alrededor nuestro, con la intención de devorar.
Si el tiene el poder y la habilidad de arrastrar consigo a seres de luz, mucho más inteligentes y avisados que nosotros, imagina que nos puede hacer. !Cuidado! El es padre de mentira y sus argucias para llevarnos a la rebelión son bastantes.
- Se enfrasca en una batalla contra el resto de Los Ángeles.
No conforme con haberse llevado a la tercera parte de Los Ángeles, se atreve a pelear con Miguel y su ejército pero es vencido.
Me llama la atención el descaro con el que se maneja este personaje. Se atreve a intentar quedarse con el trono de Dios. Así como se atrevió a presentarse ante Jesús y tentarlo.
Satanas es osado, el no conoce la decencia, la ética ni las reglas limpias. Es atrevido, mentiroso, cobarde y descarado. “No deis lugar al diablo”
- Es arrojado a la tierra y ataca arteramente a los moradores de ella.
Al ser arrojado a la tierra se escucha un lamento de un ángel que dice: “ay de los moradores de la tierra”
Este ser pervertido y soberbió torcerá la verdad, matará la esperanza, contaminará las buenas costumbres y tratará de influir en la vida social para que los hombres se rebelen contra su creador.
El es el origen de toda rebeldía, pecado y concupisencia. Cuando los hombres se dejan guiar por el, la vida se degrada.
- Persigue de manera sanguinaria a los santos creyentes.
Se va con toda su rabia contra lo único que mantiene la imagen de Dios en la tierra y además proclaman su amor y bondad a los hombres. Ellos se mantienen firmes y lo vencen ofrendado sus vidas y manteniendo que solo la sangre del cordero inmolado en la cruz los salva.
El diablo es el origen de la maldad y la rebelión, pero el hombre que le abre la puerta es culpable por ceder voluntariamente a la tentación.
Ni la mujer que huyó al desierto, ni el hijo recién nacido, ni los santos redimidos, ni los hombres sabios de este mundo; tienen por sí mismos el poder para vencer a Satanas. Es bajo la sombra del omnipotente, cubiertos con la sangre de Cristo y usando la armadura con la que hemos sido dictados por Jesús, que venceremos al enemigo.
Caminemos junto a Jesús, obedézcalos su palabra, resistamos al diablo y huirá de nosotros.
Lo demás es lo de menos.