Apocalipsis 18:24
Juicio sobre la Gran Babilonia.
Prostituta, fornicadora, autosuficiente, sin moral y sin temor de Dios. Son sus principales características.
Un ángel ejecuta el juicio. Se le ordena a un ángel el cual, con el solo resplandor de su rostro, ilumina la tierra; acabar con la gran meretriz.
Los santos son llamados a salir de la ciudad antes de ser enjuiciada.
Los reyes de la tierra que fornicaban con ella lloran. Esta gran ciudad que dominaba el mundo a través de su influencia en artes, moda, política y religión era trending topping en todas las areas. Mentoreba a los reyes enseñándoles maestría en el arte de pecar.
Los mercaderes que negociaban con ella se lamentan. Los que manejaban el arte y la ciencia de multiplicar el dinero, también lloran, pues en esta ciudad no se conocía lo prohibido. Todo se puede comprar y vender en ella, sin principios éticos ni valores humanos, mucho menos conciencia ecológica. Lo único que importa es ganar más dinero.
Los santos se alegran
Los cristianos seguían siendo ridiculizados, perseguidos y martirizados sin la menor restricción. Sus vidas no valen, su predica es ridícula y anticuada. Retrograda y arcaica. Si alguien los mata le hace un favor a la humanidad. Las calles están pintadas de sangre que a nadie le importa. Solo a Dios y se ha llegado el tiempo de hacer juicio.
La soberbia es una constante en la Gran ciudad.
Es mejor confiar en Dios y caminar humildemente bajo el amparo de su gracia. Es muy fácil, con todo el conocimiento, la tecnología y la ciencia que tenemos ahora, llenarnos de soberbia y alejarnos de Dios.
Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.
No importa cuanto hayamos crecido, siempre es bueno doblar la rodilla y reconocer y pedir su bendición.
Lo demás es lo de menos.
Fortaleciendo a Los Santos 