
Toda potestad me ha sido dada en el cielo y el la tierra; fue la tarjeta de presentación del Cristo Resucitado delante de sus asustados discípulos. Algo que ya lo había demostrado de manera contundente a lo largo de los tres ani
os y medio que estuvo con ellos, sin embargo, fue necesario recalcar esta parte, puesto que, al parecer, sus seguidores no lo habían asimilado.
Dentro de la semana de la pasión, los evangelistas narran dos sucesos que dan pie para registrarlo como “lunes de autoridad”. El primero es “la maldición de la higuera estéril y el segundo “la purificación del templo”. En el primer episodio donde Jesús revela su autoridad, dicen los evangelistas que Jesús tuvo hambre, busco fruto en la higuera, no lo hallo y pronuncio las palabras “nadie coma mas fruto de ti nunca”. Siguen narrando los asombrados discípulos que “al siguiente día vinieron a donde la higuera y se asombraron de verla seca, en gran manera, desde la raíz.
Jesús tiene todo poder sobre la naturaleza
Una palabra de El, puede acallar el mar embravecido, hacer que tengamos una pesca abundante, aunque no sea tiempo de peces y estemos agotados de tirar las redes toda la noche, o mandar cuervos para que nos alimenten. La Higuera es la ilustración perfecta de ante quien estamos. Los discípulos se sorprendieron de ver la Higuera seca en gran manera desde la raíz. No hay nada imposible para Dios. Si necesitas un milagro, pídelo con confianza plena, Jesús es especialista. Pero pide con fe, sin vacilar, pues quien vacila es semejante a las olas del mar.
Jesús quiere que limpies el templo.
De las pocas acciones violentas que vemos a Jesús hacer, esta es una de ellas. Hizo un látigo, volcó las mesas y las sillas de los cambistas y de los que vendían palomas en el templo. No permitiendo que nadie atravesase el templo con utensilio alguno y les dijo: “mi casa, casa de oración será llamada, para todas las naciones, mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones”.
Si hay algo que Dios quiere hacer en nuestras vidas, es limpiar nuestro templo que en este caso seria nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo es el vehículo con el cual nos comunicamos en el mundo físico. Usamos el cuerpo (templo) para expresar lo que percibimos en el espíritu, lo que tenemos en el alma, nuestros pensamientos, presentimientos y emociones. Así que cuando lo de adentro, lo invisible esta contaminado, lo de afuera, lo visible lo expresa de manera tacita.
Jesús no mira lo que mira el hombre, El ve el interior. El mira las intenciones del corazón y pesa los pensamientos. Jesús sabe que todos nuestros pensamientos son de continuo al mal y nos llama enérgicamente a limpiarnos a arrepentirnos y a volvernos a El. No podemos ver la Gloria de Dios si estamos practicando el pecado con nuestro cuerpo, si estamos tolerando malos pensamientos en nuestros corazones o si las emociones nocivas están gobernándonos. Es tiempo de tomar un látigo y expulsar de nuestras vidas todo lo que no agrada a la santidad de Dios.
Casa de oración para todas las naciones.
La oración es un dialogo con Dios. Es comunión. Es hablar y escuchar, es pedir dirección y recibir indicaciones precisas. Es el trono de los cielos abierto para todo aquel que clame. Dios se ha comprometido a responder. Donde quiera que alguien clame, El esta para escuchar. Su plan fue, es y será tener comunión con el hombre en cualquier parte del globo terráqueo que este se encuentre. El hombre ha equivocado el camino, se perdido en ceremonias religiosas y comercio sacro, pensando que Dios es solo una idea inventada por el mismo hombre. Mas la Biblia revela a un Dios vivo, que esta atento a la oración del hombre. Claman los justos y Jehová hoye y los libra de todas sus angustias. Jesús actúa enérgicamente porque estaban estorbando al principal propósito divino: encontrarse con sus hijos, hablar con ellos comunicarse cara a cara, manifestarse y mostrarles su amor.
El lunes de autoridad queda registrado como un intento enérgico de Dios por manifestar su Gloria y comunicarse con sus hijos. Vemos a un Dios que sigue diciendo al ser humano: ¿donde estas tu? ¿Donde esta tu hermano? Quitemos pues todo peso de nuestro cuerpo y el pecado que nos acedia y acerquémonos confiadamente al trono de la gracia divina, para alcanzar misericordia y encontrar el oportuno Socorro.